En Glotones sin gluten estamos muy comprometidos con la información de calidad sobre celiaquía y gracias a la Asociación de Celíacos y Sensibles al Gluten de la Comunidad de Madrid en Glotones sin gluten os ofrecemos la presentación integra de la Dra. Isabel Ojeda, médica especialista en Alergología de la Clínica Ojeda de Asma y Alergia de Madrid, quien nos sumergirá en un mundo tan interesante como desconocido, la microbiota intestinal. En ella nos da una idea más clara acerca del funcionamiento de nuestro segundo cerebro,  el intestino, y nos introduce en el mundo de las intolerancias a azúcares provocadas por SIBO (sobrecrecimiento bacteriano intestinal).

¡No te pierdas el video de su conferencia!  Seguro que os resulta muy interesante

La Dra. Isabel Ojeda comienza clasificando las causas de la Hipersensibilidad alimentaria en dos grandes grupos: las alergias, que responden a un mecanismo inmune, como por ejemplo la enteropatía celíaca y por otro lado las intolerancias que tienen carácter metabólico, en este grupo es donde se debería incluir el SIBO.

Para poder entenderlo, debemos hablar del intestino, un órgano infravalorado pero realmente importante al que ya se le empieza a denominar como “el segundo cerebro” ya que tiene una relación estrecha y bidireccional con el mismo. Por ejemplo, cuando estamos nerviosos, los neurotransmisores influyen en el correcto funcionamiento del intestino y por eso nos sentimos «mal de la tripa». Pues lo mismo pasa a la inversa, la microbiota del intestino nos influye en los estados de ansiedad, depresión… El sistema nervioso formado por fibras y redes neuronales del intestino se denomina sistema nervioso entérico.

Partiendo de la base de que el intestino debería ser un órgano casi estéril gracias a diferentes procesos naturales, si estos se ven afectados, podrían provocar la acumulación de bacterias. Uno de estos procesos es el complejo motor migratorio; se trata de unas ondas de contracción que se producen en ayunas, que mueven el intestino para limpiarlo, haciendo avanzar todo lo que haya podido quedar atrás durante el proceso digestivo. El sistema parasimpático estimula la digestión y el simpático inhibe los procesos digestivos, como reflejo a una amenaza por ejemplo, el estrés crónico hace que el sistema simpático bloquee el complejo motor migratorio, dejando que se acumulen las bacterias en el intestino.

En el caso de los celiacos, la primera capa de células intestinal está lesionada, por lo tanto los enterocitos no podrán producir las enzimas necesarias para descomponer los azúcares y esto nos provocará un problema de absorción de nutrientes.

Para tener una noción más completa acerca de este órgano y sus funciones, la doctora Isabel Ojeda nos recomienda el libro “La digestión es la cuestión” de Giulia Enders o el visionado de la conferencia de  Ted Talks también de Giulia.

Festival sin gluten
La manera más eficaz de diagnosticar el SIBO es por medio de un test de H2 (hidrógeno) y CH4 (metano) en aire espirado. Un sencillo proceso que se realiza mediante un aparato que mide tus gases basales. En función de los resultados de esta prueba, sabremos cuál es el tratamiento adecuado.

En el caso de ser diagnosticado de SIBO por hidrógeno, el paciente deberá tomar un antibiótico concreto, probióticos, una dieta baja en FODMAP mínimo 2 meses, suplementos de vitaminas y/o hierro dependiendo del estado nutricional de cada paciente, reparación de la mucosa intestinal y procinéticos.

En el caso de SIBO por metano, o por metano e hidrógeno a la vez, deberá tomar dos tipos distintos de antibiótico y luego el proceso sería el mismo que en el caso anterior.

La dieta FODMAP, es decir, baja en azúcares fermentables que son: lactosa, fructosa, galactanos (de las legumbres), fructanos (de cereales y algunas verduras) y polioles de algunas frutas. Aquí podréis encontrar toda la información: www.SIBOinfo.com

En esta dieta, los cereales con gluten están restringidos por lo que crea confusión a la hora del diagnóstico, ya que las personas con SIBO mejoran al dejar el gluten, pero no por ser celíacas, si no porque retiran ciertos alimentos de su dieta.

Sí la prueba diera negativo, entonces se recurriría a una prueba de intolerancia a la fructosa (en este caso también se podría optar a un estudio genético en ciertos casos)  y otra de intolerancia a la lactosa. También podría tratarse de un falso negativo por lo que se podría repetir la prueba.

 

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